Como si fuera un pueblo fantasma, la noche del sábado 20 de octubre en Ocoa hubo un silencio sepulcral, sobre todo en el área del parque donde existen los centros de diversión. De manera sorpresiva, sin previo aviso y sin nadie saber por orden de quién, fueron incautados por la policía los equipos de música con bocinas de los centros del área, obligando con ésto a cerrar las puertas de los establecimientos y generar gran pérdida en el comercio nocturno donde existen gran cantidad de empleados, pues no sólo los lugares de bebidas y diversión, sino también los comercios de comida rápida. También fueron arrestados menores que circulaban en las calles, llegando a haber excesos de parte de los agentes. Ciertamente hay que regular el volumen de la música y los menores en los lugares de expendio de bebidas alcohólicas, pero no se puede llegar a extremo del atropello a comerciantes que pagan grandes impuestos, le dan el sustento a muchas familias, pagan altas facturas de energía y que las ganancias se han visto reducidas en gran medida en los últimos años. Las autoridades pueden regular muchas cosas sin esa presión y fuerza bruta que incomoda al ciudadano que sale a divertirse, compartir y botar el estrés de una semana de trabajo, que independientemente de que existan barbaridades en la zona del parque, no tienen que pagar justos por pecadores. Los puntos de drogas, los ladrones, asesinos y demás delincuentes no están en esa zona del parque; están en otros lugares y es donde debe ir esta represalia contundente y especie de dictadura que quieren montar para pretender ser más "papitas que el Papa", cuando aquí todo el mundo conoce "el cojo sentado y el tuerto durmiendo". A los pueblos no se les puede coartar su alegría por el simple hecho de que las autoridades no han sabido jugar su papel y las situaciones se les van de las manos. El problema de la sociedad en Ocoa no son los centros de diversión, lo que pasa es que las autoridades fiscales y policiales tienen temor a ir a los lugares que verdaderamente está la delincuencia, pero que son lugares que no llaman la atención ni van las cámaras, pues al parecer quieren demostrar que están haciendo su trabajo, cuando en realidad lo que buscan es ponerse "donde el capitán los vea" y se quedan en una simulación donde creen que son los dueños del pueblo. De Ocoa somos dueños todos y tenemos el derecho y la libertad de andar por las calles a cualquier hora sin que nadie tenga que decirnos por donde caminar si estamos cumpliendo con las leyes. Si quieren aplicar una dictadura, tendrán que resistir la revolución.
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