jueves, 31 de diciembre de 2015

Accidentes Se Llevan Nuestra Gente

Es muy lamentable tener que ver como los accidentes de tránsito, la mayoría por imprudencia, llevan luto a las familias en San José de Ocoa, donde además otros quedan lisiados constituyendo una carga más por lo costoso de los tratamientos para la recuperación de los mismos. Se han realizado campañas por todos los medios habidos y por haber, así como los ejemplos de muertes a destiempo por esa causa, pero ni de esa forma se toma conciencia al volante de cualquier tipo de vehículos, sobretodo en fechas festivas cuando circulan más personas a pie y en vehículos. El problema radica en la propia conciencia de cada quien, si tiene la capacidad de tomar un volante y luego el respeto a la velocidad y/o manejo temerario. Muchos no les importa arriesgar su vida, pero no saben que con ello ponen en riesgo la vida de personas inocentes que circulan, ya sea por diligencias, trabajo o simplemente paseo.
En Ocoa no nos podemos dar el lujo de seguir perdiendo nuestra gente por esa causa y debemos hacer algo todos, pero principalmente exigir que las autoridades de control del tránsito para que realicen trabajos preventivos y no de recaudación de fondos, que al parecer es su meta principal. Los agentes de AMET, en su gran mayoría no hacen el trabajo que les corresponde y por el cual fueron creados. Si esa institución se enfocara más en un plan preventivo más allá de las campañas publicitarias, de seguro tendremos una reducción de accidentes y por consiguiente de la muerte de nuestra gente, especialmente los jóvenes. Cada vez que vaya a salir a las calles, prepárese mentalmente para ceder el paso, para respetar y tener paciencia; si todos hacemos eso, lograremos reducir al mínimo los accidentes.
La responsabilidad del hogar es otro de los factores importantes, quizás el mayor, puesto que permiten que los hijos tomen un volante a temprana edad y sin una supervisión, pero luego lamentan las tragedias que enlutan muchas veces hasta 3 familias. Es necesario que haya prudencia de cada quien que toma un vehículo en las manos, para que no se convierta en un arma de mayor peligro que una pistola. Ceder el paso es un acto de educación que vale mucho, donde el individuo con esa acción recibe las gracias y respeto de la sociedad. Es hora de llevar una vida más al paso en las calles, puesto que Dios siempre tendrá un tiempo perfecto para usted y a la cita que hay que llegar a tiempo es con él, y no nos exige que vayamos volando. Para evitar que los accidentes se lleven a nuestra gente, el único remedio potable es la conciencia de cada individuo a respetar el espacio de los demás en las calles; que no estamos solos y que valoremos la vida por encima de cualquier lugar que necesitamos llegar con rapidez. Prudencia, respeto y calma, que Dios nos tiene una vida larga si sabemos apreciarla con responsabilidad.